México, 17 ago (PL) En vez de un símbolo del poderío de grandes urbes mayas, las esculturas de prisioneros de guerra fueron elaboradas en periodos de crisis de gobierno, asegura hoy un estudio de la arqueóloga mexicana Gabriela González del Ángel.
Estas expresivas tallas en piedra que exhiben la deshonra del prisionero, se hicieron después de sufrir alguna derrota, tras el dominio de otra ciudad o al instaurarse un nuevo linaje gobernante, al menos en el caso de los centros urbanos mayas Palenque, Toniná y Yaxchilán, dijo.
Los tres mantuvieron un destacado dominio regional en el periodo Clásico y hoy en día constituyen importantes zonas arqueológicas del sureño estado de Chiapas, puntualizó.
La investigadora, quien ha colaborado en la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), comentó que distinto a lo que se pensó se vinculan con la falta de legitimidad de los gobiernos en turno y no con el exceso de poder.
Se hizo un análisis iconográfico basado en el estudio de las posiciones de los individuos sometidos, que por lo regular se muestran arrodillados o sentados, con las manos atadas a la espalda y el cabello sujeto, señala un comunicado del INAH.
«Lo que se observa es que en cada una de estas tres ciudades mayas, uno de sus gobernantes empleó las representaciones de cautivos como violencia fundadora de derecho al colocarlas de forma estratégica tanto en espacios públicos como privados», precisó.
Para la arqueóloga, esto permite sugerir que se trató de un mecanismo de legitimación generalizado, dirigido tanto a los miembros de la élite como para el común de la gente.